sábado, 22 de enero de 2011

Mundos aparte


La ilustración significa el movimiento del hombre al salir de una puerilidad mental de la que él mismo es culpable. Puerilidad es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona”.
Kant.

Preguntar algo a un hindú es como intentar comunicar con un mono: es probable que te entienda, pero la respuesta que te dará será tan distante de lo que esperas de un ser humano “normal” que acabarás por sonreírle y mirar para otra parte.

Que nadie me llame racista. La frase anterior la he dicho con todo el cariño del mundo. Estos hindúes son simpáticos, amables e inteligentes, pero son tan distintos a mí como yo lo soy de una vaca. De nuevo, que no soy racista, porque a ellos les pasa lo mismo, que intentan hablar conmigo y yo respondo de una forma que ni esperan ni comprenden y acabamos la conversación con un par de sonrisas mutuas y un “mejor me doy media vuelta”. Creo que para ellos soy algo así como un perrito, inquieto y graciosillo, al que le dices una cosa cosa y él mueve el rabo y te ladra y luego se sienta a mirante.

Somos dos mundos aparte cultural, antropológica y filosóficamente hablando. La primera vez que lo noté fue cuando me intenté informar qué era lo que servían en un restaurante en Orissa. “Perdón”, pregunté a un camarero “¿qué es esto de paneer dosa?”. Y su respuesta fue clara: “paneer dosa” respondió mientras escribía en su libreta. “No, no, que qué es, que qué lleva”. “Paneer dosa” dijo poniendo cara de quien no entiende lo que pasa. “Lo que quiero es saber qué es lo que contiene”, dije. “Paneer dosa” respondió. Y no es que no supiera inglés, porque lo sabía, y bien.

Creo de verdad que nuestros cerebros, el de un occidental y el de un hindú, son internamente distintos. No, no es por racismo, sino por educación. Creo que la forma de pensar que se aprende aquí en la India conforma unas conexiones neuronales y electroquímicas en la edad del crecimiento radicalmente distintas a las que se dan en Occidente. Y con esto no quiero decir nada malo: simplemente, es distinto. Cada vez me doy cuenta más que la cultura europea (y, con ella, la americana y la de parte de Oriente) tiene su tronco naciente en la época ilustrada, en ese momento histórico en que la razón se antepuso a todos los demás sistemas de entender y conocer las cosas, y, aunque con críticas, con reformas y con detractores, ha impregnado toda nuestra cultura en los últimos 300 años. Fijaos que todo lo que hay ahora, democracia, sanidad, educación para todos, el concepto de nación-estado, las teorías económicas, así como las entendemos, se formaron en ese momento. Que toda la ciencia moderna, la medicina, la estética, la filosofía imperante, todo, nació en el siglo XVIII. Las grandes revoluciones surgen de ese periodo. La idea capitalista de libertad de comercio, el individualismo imperante que declara que cada persona es dueña de su destino y que puede tener sus ideas sin que nadie le obligue a cambiarlas, todo nace en la ilustración. La literatura, tal y como es ahora, de novelas y teatros en prosa, con los temas y estructuras que tenemos hoy en día, nace en ese momento, y si no leed cualquier cosa de los siglos precedentes: puede gustar más o menos, pero hay algo de distinto, algo como que nos roza pero no nos cala del todo, algo que no se entiende. Nuestra forma de vida actual se formó en ese círculo que va desde Gran Bretaña hasta la fría Escandinavia, pasando por Francia y Alemania, curiosamente por donde se pasearon Lutero y Calvino, y todos, quien más y quien menos, estamos impregnados en ello. Huelga decir que los ilustrados bebieron de lo que había antes, de Descartes y de Roma y de Galileo y Aristóteles y de Santo Tomás y de Grecia, pero creo que aquella frase de “la razón lo criba todo” marca un punto de cambio.

Sobre todo si se nota cómo actúa y piensa un hindú. Aquí no se entiende nada de forma muy estructurada. Sus explicaciones son siempre vagas y un poco difusas, como si su conocimiento se basara en una neblina de ideas, como si en la confusión estuviera su forma de entender las cosas. Nunca esperes una respuesta clara, nítida y distinta cuando hables con un indio, a menos, claro, que haya estado o sido educado durante un tiempo en Occidente. Todos los novelistas indios han vivido en Occidente. Todos los estudiosos indios han estudiado en Occidente. Bueno, quizá alguno no, pero seguramente ha pertenecido a la alta clase en contacto con el dominador británico. Y esta confusión de ideas que tienen en su cerebro es calcada a la que sientes cuando lees un texto clásico de cualquier aspecto antiguo de la cultura de India. El yoga, la religión, la ciencia, la medicina y filosofía, son todo una misma cosa. La música, danza y teatro, son todo una misma cosa. La música no existe sin danza, la danza es imposible sin teatro, el teatro representa las historias que provienen de las leyendas, las leyendas son las historias de los textos religiosos, y la religión, aquí, más que palabra es práctica, y las prácticas son filosofías que provienen del único Dios y Dios (que es Brahma, que es Vishnu y que también es Shiva) es sólo la palabra AUM que es el principio de todo y que en realidad es la música que resuena en el universo. Aquí desde chico te enseñan, sin que te des mucha cuenta, que no hay una parte que no sea de un todo, y esto luego se traduce en un modo de comportarse naturalmente espontáneo e intuitivamente instintivo y alejado del raciocinio tan típico de nuestras mentes europeamente entrenadas.

Para terminar diré que muchas veces los hindúes me resultan un pelín pueriles. Se ve que no conocieron a Kant. Y creo que yo, para ellos, soy un ser un poco extraño, inquietante y complicado. Se ve que aún no conozco a Shiva :D



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